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Cuerna

Cuerna

Número de inventario: 9129. Prádena (Segovia).

Asta, corcho. Alt. 12; diám. máx. 7 cm.

Aunque no se puede hacer una síntesis de la simbología del león en unas líneas, sí hay que mencionar que ya desde época clásica, con Aristóteles o C. Eliano, el león ha sido considerado el rey de los animales e, incluso, ha sido divinizado, recibiendo culto en el Egipto antiguo y Grecia, como indica el segundo (C. Eliano 1989: 576, 468-469 y 491). La primera idea perdura en la Edad Media y la Moderna, realzando además su lado positivo con la vinculación con Cristo, que está presente en las múltiples ediciones del Fisiólogo –y a través de él en muchísimos bestiarios medievales– o en autores como San Agustín (S. Sebastián, 1986: 3-7); de ahí que no resulte extraña su asociación a diversas monarquías, incluidos los reyes de León y, a partir de ahí, los de Castilla o los de España. En estos ejemplos, la imagen del animal va directamente asociada a la realeza, pero, además, en otros casos es el propio animal, vivo, el que aparece vinculado a ese estatus real, como ha analizado J. de D. Domènech (1996) para la corona catalano-aragonesa. A la realidad hispana podrían sumarse algunas monarquías extranjeras y, fuera del ámbito monárquico, otro tipo de entidades como la ciudad –la de Zaragoza está representada en el plato nº 18068– o colectivos que van desde clubes de fútbol de varios países a múltiples empresas del sector de la alimentación (M. Alarçâo, 2002: 123-126).

Las imágenes representadas difieren entre sí, ya que frente a los castillos y leones de la tabaquera, las colodras muestran escudos “más modernos” que incluyen la granada, la flor de lis, las barras de Aragón o una banda (sin que por ello quepa adjudicar una cronología “heráldica” a estas piezas). En cuanto al carácter simbólico del león vinculado a Castilla y León, F. Menéndez Pidal (1999: 46-59 y 87) señala que aparece ya en los siglos XI-XII asociado a Alfonso VII y Fernando II –en un momento preheráldico– como símbolo del emperador y con la connotación de “rey de los animales”. Además, dice que comienza a aparecer en monedas y signos rodados para, luego, documentarse en escudos y pasar a ser emblema territorial del reino –con Fernando III, en 1230– unido a los castillos. Por último, en época de Sancho IV, se asociará la corona a la figura del león. Para L. Cortés Vázquez (1992: 101-102) la presencia de temas heráldicos en cuernas salmantinas se basa en la copia de monedas.

Hay que pensar que la tabaquera iría asociada a un estatus elevado y, en ese caso, la presencia otro escudo –el episcopal en la cara inferior– estaría en función de la situación del propietario, Melchor Rodríguez, para quien se fabricó en 1789. La asociación de estatus y escudo es algo visible en otros ámbitos, como sucede con la presencia de las armas reales en las fachadas de las casas de servidores de la monarquía. Aunque J. Pérez Vidal (1956: 12 y 1959: 147) anota la similitud entre la decoración de cuernas y tabaqueras de asta, y resalta que los escudos aparecen raramente en las segundas –lo cual estaría en la línea que proponemos–, como vemos éstos no son tan raros.

Esta pieza realizada en 1868, deja sus dos caras mayores para motivos calificables de heráldicos, si bien uno procede de la representación de una moneda de dos pesetas; bajo él están las armas de Toledo y, en el otro lado, el escudo con castillos y leones, con la granada y posiblemente una flor de lis, y quizá el escudo de Prádena (además, se dibuja una sirena, dos peces, pájaros y una escena taurina).

El escudo de la otra cuerna, fechada en 1905, muestra un castillo, un león, la barras de Aragón y una banda, en sus cuatro cuarteles.

Las colodras las publicó J. Caro Baroja (1950: 28 y 29).

JLMC

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