Número de inventario: 12984. Madrid.
Plata. 13,5 x 6,5 x 1 cm.
En la segunda mitad del siglo XIX se empezó a advertir un cambio de actitud hacia la infancia, que pasó a ser considerada como una etapa de la vida con valores y características particulares y no como una reproducción a menor escala del mundo adulto. La nueva estima social alcanzada entonces por el niño llevó aparejadas muchas novedades no sólo en la educación, sino también en la indumentaria, en los juegos y juguetes, y en la literatura infantil. La infancia dejó de ser conceptuada como un período de impulsos racionales y empezó a relacionarse con el mundo natural en el que se desarrollaban los animales, los árboles y las flores. La inocencia de la naturaleza se hizo extensiva a la inocencia de la infancia, y los animales comenzaron a poblar los cuentos y los cada vez más numerosos objetos de uso exclusivo infantil.
Los leones y sirenas de los sonajeros tradicionales españoles, aunque siguieron figurando en los sonajeros hasta bien entrado el siglo XX, dejaron paso a nuevos animales, la mayor parte de los cuales se pudieron ver por primera vez en cuentos ilustrados ingleses, como la ardilla y el gato que vemos en estos dos sonajeros. Esos y otros animales como osos, conejos y perros han quedado desde entonces asociados con el imaginario infantil.
Está publicado en J. Caro Baroja (ca. 1952: 37, lám IX).
MAHF