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Pujavante

Pujavante

Número de inventario: 6622.

Hierro, madera. 7,5 x 38 x 10 cm.

La “cultura del caballo” y, por tanto, su cuidado ha estado asociada a la nobleza o al ejército y sólo muy recientemente se ha hecho “civil” y, más tarde, se ha democratizado en cierta medida (no tanto por la posesión del animal como por su posible disfrute). Por eso, el cuidado del animal no ha sido algo popular, sino un asunto de especialistas, siendo el siglo XVIII el que ve el auge de los tratados de albeitería, que analizan, entren otros, los problemas que se pueden presentar en los cascos de los caballos. Basta leer el libro de M. Rey (1887) para darse cuenta de la cantidad de problemas físicos que genera a las caballerías el herrado de sus patas y la constante relación entre caballos herrados y ejército, hasta el momento en que escribe (siglo XIX).

Como elemento imprescindible a la hora de herrar a todo tipo de caballerías aparece el pujavante, un útil polivalente con el que se quitan las partes duras del casco del animal tras haber suprimido la herradura antigua, para conseguir que la nueva asiente correctamente. Este tipo de pieza puede ser complementado con cuchillas o, como indicaba M. Rey (1883: 226 y 264), sustituido por la legra por aquellas personas poco avezadas en su manejo o por usos locales. No obstante, este mismo autor dibuja pujavantes romanos, constatándose una considerable antigüedad en su uso. Con esta actuación se evitan problemas físicos que pueden derivar en dolores y cojeras por un herrado deficiente. Es, lógicamente, un elemento fundamental en el herrado y por tanto en la modificación de la estructura del animal.

JLMC

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