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Aleluya

Aleluya

Número de inventario: 49182.

Papel. 30,2 x 23,2 cm.

Esta aleluya coloreada es la mitad de una que narra la historia de un campesino madrileño del siglo XI, Isidro, que acabó siendo patrón de los labradores y de Madrid, y santo en el siglo XVII.

Entre sus muchos milagros figuran algunos en las que los animales intervienen de forma directa. Queremos destacar aquí la resurrección de su burro por lo que ello implica de “atención y cuidado” hacia los animales domésticos –el santo también cuida de los pájaros del campo, como hemos estudiado en otro lugar (J. L. Mingote Calderón, 1993 b) y se ve debajo de la escena analizada–. Un cuidado eminentemente sobrenatural pero no por ello menos “real” en el mundo de los creyentes. La oración como actitud de petición es algo absolutamente extendido y el comportamiento positivo por parte de la Virgen enlaza con su capacidad intercesora, que se potencia desde Edad Media.

El milagro aparece ya en el Códice de Juan Diácono, escrito en el siglo XIII, y que es el primer texto que recoge los milagros de futuro santo. Allí, la acción se localiza en la iglesia de la Magdalena donde Isidro reza cuando es advertido por unos niños del ataque de un lobo a su caballo (hecho extraño ya que no es un caballero). Tras la noticia, sigue rezando y manda a los niños a ver qué sucede, encontrándose con el lobo muerto y el caballo sin ninguna herida (M.ª P. Herrero Lorenzo, 1988: 30-31).

JLMC

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