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Abatza

Abatza

Número de inventario: 15166. Elizondo (Navarra).

Madera de abedul. 27,5 x 26 cm.

En la tradición de la zona Vasco-Navarra encontramos desde antiguo una clara vocación hacia las actividades pecuarias. Las ovejas, vacas y cabras, y por consiguiente la leche y sus derivados (queso, cuajada, requesón) van a constituir la base de la economía del caserío, tanto por su consumo como por la comercialización de los mismos.

Los pastores contaban para la elaboración y manipulación de estos productos lácteos con una serie de recipientes específicos, los kaikuak (cuezos de madera), realizados artesanalmente desde tiempo inmemorial bien por ellos mismos o bien por artesanos locales.

De entre todos ellos, los ejemplos que aquí se muestran son claramente representativos: el kaiku, la abatza , la idazkia o iragazkia y la oporra.

La abatza o apatza es de entre todos estos recipientes de madera el que posee mayores dimensiones con capacidad normalmente entre 12 y 20 litros. De forma ligeramente troncocónica con dos agarraderos laterales, en ella se recogía la leche, previamente filtrada mediante un embudo o colador idazkia (del que también se muestra aquí un ejemplar), y se cuajaba en su interior. La coagulación de la leche se lograba mediante el añadido de una porción de cuajo natural (estómago de los corderos lechales). A continuación se mezclaba bien y una vez reposado se procedía a la elaboración de los quesos, normalmente con leche de oveja. Esta labor por lo general era llevada acabo por el pastor en las majadas, en su choza de monte, la txabola. En determinados valles y montes del País Vasco Navarro también para el cuajado de la leche se utilizaron otros recipientes como “herradas” de madera, calderas de latón o incluso vasijas de barro como sustitutos de la abatza en años más recientes (J. M. de Barandiarán y A. Manterola, 2000: 627).

El uso de los kaikuak en la actualidad es muy restringido, y poco a poco han sido sustituidos por otros recipientes más económicos fabricados en serie. Aunque hoy en día los kaikuak se pueden seguir realizando por artesanos locales (cada vez más escasos) éstos han perdido en la mayoría de los casos la función para la que fueron creados tradicionalmente, comercializándose sobretodo con una finalidad decorativa o bien para servir típicos postres lácteos de la zona como las cuajadas en algunos restaurantes de “ambiente rústico”.

La pieza 15166 ha sido donada por el Ayuntamiento de Baztán.

CHD

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