Número de inventario: 1658. Campo de Caso (Asturias).
Asta, madera, hierro, latón. Long. 50; diám. máx. 15 cm.
Los cuernos de vacas, bueyes y cabras –algo menos– constituyen uno de los materiales fundamentales no sólo del arte pastoril sino también de otras piezas meramente funcionales, carentes de elementos decorativos.
Entre los numerosos y variados objetos que el pastor podía fabricar a partir de estas astas de reses, sin duda, destaca la producción de las denominadas “cuernas” (del latín cornu, de cuerno) o “colodras” (del latín calathus, que significa vasija o copa), recipientes realizados con la finalidad de contener o transportar líquidos o sólidos.
El mecanismo a la hora de realizar una de estas cuernas o colodras era siempre el mismo, y consistía en la separación del soporte óseo o médula de su funda de queratina (hirviendo o sumergiendo el cuerno en agua fría durante varias semanas), el vaciado del interior, la colocación de fondos (de madera, corcho o asta), tapas (de madera o corcho), correas (de cuero o metal) según los casos, el pulimento de la superficie exterior, y finalmente el tallado opcional, mediante navaja, de escenas o motivos de carácter decorativo (M. Escortell Ponsoda, 1984 y E. Pérez Herrero, 1980).
Los usos que se dieron a estas piezas fueron muy variados, encontrándonos entre otros, cuernas para beber, para guardar condimentos, para transportar leche o vino, para llevar el almuerzo, para medir líquidos, como embudo o colador, para llevar la piedra de afilar la guadaña, para llevar grasa para carros y cordeles, como instrumento sonoro, tabaquera, cerillero, palillero, tintero, polvorín de caza, como recipiente de botica, para ungir y para el ordeño de cabras y ovejas en el monte, como es el caso de la cuerna que aquí se muestra (J. Caro Baroja, 1950: 21).
Estas “cuernas de ordeño”, solían ser de asta de buey (de gran magnitud y capacidad) y estaban provistas de un asa resistente de metal, que permitía al pastor trashumante soportar mejor el peso de la leche que contenían y ser llevadas al hombro con mayor facilidad, en sus desplazamientos. Al carecer de una base estable (a diferencia de las vasijas normalmente utilizadas para este fin), debían ser sostenidas por el pastor, entre sus rodillas, mientras ordeñaba al animal.
Según E. Pérez Herrero (1980: 57), este tipo de cuerna también podía utilizarse para otros fines, como tartera para llevar el almuerzo o la merienda de los pastores.
CHD