Estampa, "Virgen de la Salud"

Número de inventario: 65763. Sevilla.

Papel. 27,5 x 18,5 cm.

El arte cristiano desde muy pronto sintió la necesidad de dar forma visible y convencional a los espíritus puros. Para ello se ha inspirado en las representaciones profanas de época clásica: en las victorias, en los genios alados o en los erotes. A estos espíritus puros se los ha denominado “ángeles”. Son seres fantásticos que sólo existen en la imaginación, híbridos que toman como punto de partida la figura humana añadiéndosele las alas.

Ya en Mercurio, dios del Panteón grecorromano encontramos la función de mensajero de los dioses subrayada por las alas en sus pies. En el Antiguo Testamento hay ángeles cuya función es transmitir la voluntad divina, ya sea de castigo, como en la expulsión de Adán y Eva del Paraíso o de protección ejercida por éstos a Lot y su familia en la destrucción de Sodoma y Gomorra (Génesis 19, 15). En el Nuevo Testamento hay muchas otras referencias.

Será en el siglo V, cuando en la obra De Hierarchia Celesti, atribuida a Dionisio el Areopagita se dividan en nueve categorías o coros que se agrupan en tres jerarquías o tríadas. En la primera estarían los Serafines, los Querubines y los Tronos. En la segunda las Dominaciones, las Virtudes y las Potestades. Por último, en la tercera: los Principados, los Arcángeles y los Ángeles, estos dos últimos eran los mensajeros divinos. Seraph, del hebreo, significa quemar, de ahí el color rojo de éstos; también llevan un cirio. Los querubines, por el contrario pueden ser azules o amarillos y llevan en sus manos un libro.

En la gran mayoría suele predominar el color blanco como símbolo de pureza, además de la forma humana. Suelen tener apariencia de adolescente y ser asexuados, aunque dependerá de la escena en la que aparezcan; por ejemplo, en la Natividad serán más femeninos si los comparamos con los combatientes del Apocalipsis. A veces, sobre todo durante el barroco, aparecerán representados como niños, sin presentar ninguna diferencia, si los comparamos con los cupidos del arte profano, excepto en los atributos (arco y flecha).

A veces, gracias a los atributos iconográficos podremos distinguirlos, tal es el caso del ángel con escudo, armadura y balanza que será el arcángel San Miguel cuyo origen se remonta al mundo egipcio. La palma será el atributo permanente de los mártires. Suelen llevarla los ángeles cuando el santo está representado en su martirio. El origen lo tenemos en el Evangelio Apócrifo del Pseudo-Mateo, en el Descanso de la Huida a Egipto, en el momento en el que un ángel se lleva una rama de la palmera con cuyos dátiles se ha alimentado el Niño.

CNZ