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Azulejo

Azulejo

Número de inventario: 17930. Manises (Valencia).

Cerámica. 20,5 x 20,5 cm.

La imagen de un animal en principio que cualquiera calificaría de “salvaje”, como es el caso de este puma, presenta una serie de consideraciones. La primera es, como anota J.-P. Digard –en este mismo Catálogo– que los animales no “son” domésticos o salvajes, sino que somos las personas quienes los “hacemos” así. La segunda es que, ese animal de compañía –como si fuera un gato– que refleja la imagen de este azulejo nos ofrece una realidad que recuerda el actual gusto por los animales exóticos y no siempre “mansos” o “domésticos” que sustituye parcialmente a los gatos y perros caseros. Junto a la domesticación que refleja esta imagen y que cabe poner en relación con un uso actual de este tipo de animales asociados a un fenómeno relativamente moderno como el circo, no podemos olvidar que pumas, panteras y leopardos han sido domesticados a lo largo de la historia en repetidas ocasiones. El no alcanzar una presencia mayoritaria e importante en la cultura occidental, ha conducido a que puedan ser considerados como símbolo de distinción social.

Un breve y puntual repaso, nos permite ver que a veces el intento de domesticar este tipo de animales salvajes se repite en la historia, y no sólo hacia 1830, momento en que se fecha este azulejo. En el primer cuarto del XV les vemos aparecer como auxiliares de caza, mencionándose a leopardos y guepardos –no se distinguen entre ellos en los textos de la época– traídos de África y que el vizconde de Vilanova envía a Fernando de Antequera; se trata de ejemplares a los que se debía entrenar, para cazar liebres, porque no estaban enseñados (J. de D. Domènech, 1966: 21-22). Además, aparecen en otros países y es posible verlos en la iconografía de Época Moderna, colocados en la grupa de los caballos –donde aparecen utilizados también para cazar liebres–, como sucede en un famoso cuadro de Benozzo Gozzolli (1578) o en un grabado de Jan van der Straert (1523-1605), y que son recogidos por P. Galloni (2000: 148, 153 y 161). En estos casos, también son reyes (sean los míticos Reyes Magos o Francisco I) o personas nobles quienes cazan con estos animales. Sin este tipo de connotaciones venatorias, ya C. Eliano (1989: 228-229) había mencionado, en los siglos II-III d. C. un leopardo, domesticado de cachorro, que se hizo amigo de un cabrito.

JLMC

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