Volver

Arado

Arado

Número de inventario: 61802. Santaballa (Lugo).

Madera, hierro. Timón: 215 x 10 x 8,5; clavija: 24 x 3,5; reja: 29 x 17 x 0,4; orejeras: 69; telera: 43 x 7 x 2,3 cm

El arado ha adquirido el valor simbólico de elemento civilizador, como imagen de una agricultura extensiva. Frente a la agricultura de tipo hortícola, fundamentada en fuerza humana y simbolizada por la azada. Junto al yugo y el carro, el arado se ha convertido en el símbolo de un control sobre la naturaleza agrícola y sobre los animales.

Es de destacar, que el tipo de suelo ha requerido un esfuerzo diferente de los animales que formaban la yunta y que en algunos casos, es posible constatar en la Península Ibérica (y más en zonas de Europa central y del norte) la necesidad de varias yuntas para tirar de arados que podían ser semejantes a éste, tipológicamente hablando, si bien la presencia de ruedas y, en algún caso, de una segunda esteva hace que quepa catalogarles de vertederas por su manera de usarlas (que no por su forma). La consistencia y profundidad de la capa de tierra arable, así como lo compacta que esté la misma, han ayudado o dificultado el trabajo de arar y, por tanto, el esfuerzo de los animales. Hay que tener en cuenta, además, que las condiciones del terreno han incidido de otra forma en el esfuerzo solicitado a la yunta. El que el terreno a arar esté inclinado hace que el animal trabaje de forma diferente según la posición que ocupe en el yugo.

Las tipologías de los arados –basadas fundamentalmente en la forma en que el timón incide en el dental y la esteva– van asociadas a áreas culturales que, a veces, no tienen una relación directa entre sí. Se trata de zonas que participan, por un lado, de un carácter general ya que abarcan amplios espacios y, por otro, de un particularismo, ya que pueden variar en pequeños detalles. Este ejemplar está a medio camino entre los modelos existentes en La Coruña y Lugo, según los trabajos de X. M. González Reboredo (1977-78 y 1984), ya que no encaja absolutamente con los tipos 1.3 y 2 que cita este autor, correspondiente a arados cuadrangulares del oeste de La Coruña y de Lugo, respectivamente. Difiere de ellos en algún detalle; como que la mancera no es horizontal como en el primer tipo citado, pero se marca algo más que en el segundo. La forma de las orejeras, por el contrario, se acerca más al tipo Lugo pero tiene una barra que las une, como el coruñés.

JLMC

Subir