En 1880 Marcelino Sanz de Sautuola publicó sus estudios sobre Altamira, iniciándose una polémica sobre la autenticidad de las pinturas y su atribución a las gentes del Paleolítico que marcaría los discursos científicos hasta principios del siglo XX.Salto de línea Tras la polémica llegó el reconocimiento y desde entonces el arte de la cueva de Altamira ha estado presente en la bibliografía fundamental de historiadores del arte o de prehistoriadores. Su descripción, el significado de su arte, la intención de los autores, su cultura material, todo era importante e imprescindible para llegar al pensamiento de aquellos hombres y mujeres que la ocuparon cerca de 20.000 años. Pero también desde el principio y hasta la actualidad lo fue su conservación, la preservación de este primer legado del Homo sapiens a las generaciones futuras.