El Rincón de la Heráldica es un espacio web dedicado a la difusión de la documentación archivística relacionada con la ciencia del blasón, la cual constituye uno de los elementos de identidad más característicos del Archivo Histórico de la Nobleza. El objetivo de esta actividad será tanto dar a conocer las propias armerías, a menudo plasmadas en ricas y bellas iluminaciones, como proporcionar información acerca de las fuentes documentales a través de las cuales puede reconstruirse el escudo de un determinado linaje, persona, cargo o lugar. Además, cada 10 de junio, coincidiendo con el Día Internacional de la Heráldica, aportaremos una descripción de alguno de los escudos nobiliarios más representativos de nuestro archivo proporcionando junto a la misma algunos detalles curiosos.
La heráldica es la disciplina que estudia los escudos de armas de una familia, dinastía, una institución o una localidad.
Esta forma de representación cultural del Occidente cristiano tiene sus orígenes más remotos en el período histórico conocido como Plena Edad Media (ss. XI-XIII), en el contexto de unas sociedades de frontera volcadas en la guerra, cuyos caballeros comienzan a emplear símbolos o dibujos en sus escudos de armas para distinguirse tanto en el combate como en las justas o los torneos cortesanos. Al menos desde el siglo XII, tales blasones se heredan dentro del mismo linaje y decoran armas y armaduras, joyas, sellos señoriales, obras de arte, sepulcros y hasta figuras del ajedrez o bien autentifican pergaminos. Las cruzadas extendieron su empleo desde Europa a Tierra Santa y pronto los profanos identificaron las leyes heráldicas con las familias de poder y, por extensión, con sus apellidos.
Durante centurias, ostentar un blasón propio, que proclamara su éxito social, fue un elemento clave, un signo de distinción reconocido por todos que otorgaba prestigio y visualizaba mediante un código simbólico los méritos y progresos de una estirpe. Un signo externo de honra que demostró ser eficaz en su estrategia para legitimar el poder conseguido o alardear de su riqueza, de paso que perpetuaba la memoria del linaje, anclada en el pasado pero con clara proyección de futuro.
En la cultura visual de la época, cada uno de los elementos simbólicos de una pieza armera (campos o particiones, figuras o piezas, esmaltes –colores y metales-, timbres y ornamentos) están codificados y nos evocan gestas históricas, o bien contienen determinadas figuras que aluden al apellido del linaje o el lugar representado, interpretándolo de forma gráfica, como un jeroglífico (escudos parlantes).
Los fondos de los Archivo Nobiliarios por su propia naturaleza son una fuente de extraordinaria riqueza para el estudio de la heráldica. En ellos se conservan diversos tipos documentales que nos aportan información primaría sobre concesiones de escudos, historia de los linajes y de sus armas, informes o descripciones heráldicas desde la edad media. Entre ellos destacamos:
Los reyes de armas, en ocasiones denominados cronistas reyes de armas, eran las personas habilitadas para informar sobre la existencia de estos escudos entre otras funciones. Algunos de esto reyes de armas como Diego de Urbina (1555-1623), rey de armas de Felipe II y Felipe III, José Pellicer y Tovar (1602-1679), de Felipe IV y Carlos II, Francisco Zazo y Rosillo, o su hijo Zazo y Ortega, cronistas de Felipe V, nos han dejado informes y certificaciones sobre linajes y armas la mayoría de ellos iluminados y de extraordinaria belleza.
Además de documentos propiamente dichos, estos archivos nobiliarios es habitual que conserven copias manuscritas de obras o colecciones biliográficas sobre heráldica, nobiliaria y genealogía, siendo los armoriales las obras heráldicas por excelencia.
Les invitamos a navegar en nuestras bases de datos para consultarlos: