Se desarrollan en las décadas centrales del siglo XIX (1830-1860) y se caracteriza por ser una revisión historicista del pasado, recreando en composiciones teatrales los principales pasajes e hitos de la historia nacional de cada país.
Su decoración consiste en varios filetes paralelos que se unen a las planchas de los ángulos y enmarcan un motivo central, a veces de tipo oriental. Durante esta etapa, se crean las encuadernaciones interpretativas o cubiertas parlantes, donde aparecen representados motivos alusivos o escenas sacadas del contenido del texto.