El arte de la encuadernación del libro sufrió a lo largo del siglo XX una profunda transformación, tanto técnica como estética.
En la actualidad casi todos los libros se encuadernan de forma mecánica e industrial. Las técnicas empleadas son múltiples, según se trate de un tipo u otro de encuadernación. Se trata ahora de satisfacer una demanda de libros de consumo rápido, con mucha frecuencia impresos en papel de mala calidad y que no tienen por objetivo último ser legados a la generación posterior. Este tipo de encuadernaciones son las conocidas como rústica o libros de bolsillo (tapas flexibles y sin ceja).