El año 1820 es el comienzo de la última fase de los procesos de independencia en Iberoamérica. En los años siguientes tiene lugar la independencia de la Nueva España y se configuran las nuevas repúblicas iberoamericanas, forjando un mapa muy parecido al actual. En 1824 tiene lugar la Batalla de Ayacucho que pone fin a las guerras de las independencias iberoamericanas.
En la Península esta década continúa siendo convulsa. A los tres años de gobiernos liberales que suceden al pronunciamiento del teniente coronel Rafael del Riego, siguen otros diez de poder absoluto de Fernando VII, que perfilan los bandos de las guerras carlistas.
Fernando VII no renunciará al continente americano y, por consiguiente, se ejecutarán varias expediciones para recuperar el territorio perdido. Estos intentos fracasarán uno tras otro, y será durante la regencia de su viuda María Cristina de Borbón, cuando España empiece a pensar en el reconocimiento de las nuevas repúblicas iberoamericanas.