Los niños, la infancia, sus juegos, la ternura de sus ojos y candidez de sus gestos han dejado un espléndido rastro en los archivos familiares. Ante nosotros desfilan bebes, chicas y muchachos ataviados con faldones o de corto, pero cuyos trajes o juguetes denotan su status.Salto de línea Tradicionalmente, los niños siempre habían actuado en actos sacramentales y otras representaciones religiosas durante Cuaresma, Semana Santa, el Corpus o Navidad (seises). Sin embargo, es durante la II República española cuando, para evitar la fiebre anticlerical popular, tales actuaciones pasan a la privacidad; el escenario solía ser la capilla u oratorio familiar y el público sus parientes o amigos más cercanos, no soliendo faltar algún religioso que velase por la decencia y recogimiento de dichos acontecimientos.Salto de línea En Segovia, durante los años veinte algunas agrupaciones interpretaban villancicos en templos e iglesias, entre ellas la Archicofradía del Niño Jesús de Praga, que lo hacía en la iglesia conventual carmelita de San José; en tanto que un coro femenino daba un recital en monasterio de franciscano la fiesta de Navidad, y el orfeón del Colegio de los Padres Misioneros ofrecía otro espectáculo de canto sacro y profano el día de Reyes.Salto de línea Las imágenes de niños, entretenidos incluso en juegos de adultos, como es el caso, inundaron las casas especializadas. También abundaron las postales de paisajes, flora y fauna, fotografías de toreros y artistas famosos, las de temática satírica o política e incluso de contenido erótico.