Carta del conde de Villamediana en la que informa de ciertos sucesos acaecidos en la corte de Jacobo I con ocasión de una mascarada.
1604, enero, 30.
AGS,EST,482,112,F148
1. La situación Política.
Nos encontramos en enero de 1604, en vísperas de la celebración del Tratado de Londres, firmado por España e Inglaterra el 28 de agosto de 1604 y que marcó el final de la Guerra anglo-española de 1585-1604. España e Inglaterra llevan casi 20 años en guerra. Ha habido victorias inglesas (la expedición de Drake de 1587 y la de la Armada Invencible) y españolas, menos famosas, pero no por ello menos importantes: Irlanda, donde España apoya un levantamiento (Guerra de los 9 años), Francia y Flandes, donde Inglaterra envía soldados para intentar combatir a España sin mucho éxito y Puerto Rico (muertes de Hawkins y Drake) y el fallido ataque a Cádiz en 1596. Ambos están agotados ya que, además, se han dado otra serie de circunstancias como las malas cosechas y la peste que ha afectado a los dos países. |
Tras la muerte de Isabel I de Inglaterra en 1603, su sucesor, Jacobo I de Inglaterra impone una política menos belicosa, suspendiendo las hostilidades con España lo que lleva a la apertura de unas negociaciones en las que intervendrá, como presidente Juan de Tassis y Acuña, recién nombrado Conde de Villamediana, autor de la carta que nos ocupa.
2. La diplomacia.
Vemos en esta carta un ejemplo del difícil juego diplomático de esta época. Una mascarada es aprovechada por el embajador de Francia para intentar desestabilizar la situación y conseguir romper las negociaciones de paz. Villamediana relata los intentos del embajador francés por encontrarse en dos mascaradas y los suyos propios por impedirlo así como lo que parece la ira de Jacobo I que, según Villamediana, dedica palabras muy fuertes al embajador francés:
"...y que después que hauía entrado en este reyno no le auía dado nayde disgusto sino él, alargándose que si pensaua, con estos medios, de estoruar las pazes, que se engañaua. Y aún pienso que le dixo que si hauía de andar cada día en esto que más quería no tener embaxador de Françia en su reyno".
3. Las mascaradas.
La mascarada era una forma de entretenimiento cortesano festivo que floreció en Europa desde el siglo XVI a principios del XVIII. La mascarada implicaba el uso de la música y la danza, del canto y de la interpretación, dentro de una elaborada escenografía, en los que el marco arquitectónico y el vestuario podían estar diseñados por un arquitecto renombrado, para representar una alegoría diferente que halagara al patrón. Los actores profesionales y los músicos se contrataban para los aspectos hablados y cantados de la mascarada. A menudo, los enmascarados que no hablaban ni cantaban eran cortesanos: la reina consorte de Jacobo I, Ana de Dinamarca, frecuentemente bailaba con sus damas en mascaradas entre 1603 y 1611.