Cada Plan Nacional es redactado por una comisión integrada por técnicos de la Administración General del Estado, de las Comunidades Autónomas y expertos independientes, que elabora el documento para su posterior aprobación por parte del Consejo de Patrimonio Histórico.
Esta comisión parte del análisis de necesidades del patrimonio cultural, su estado de conservación, la protección sobre ellos ejercida, así como los problemas que su gestión y su utilización plantean.
Tras fijar los objetivos y el alcance del plan, se elabora una metodología, estableciendo procedimientos de actuación, y se aplican esos procedimientos mediante una programación en el tiempo, teniendo en cuenta la participación de todas las administraciones y de otras entidades.