Las producciones y manifestaciones culturales se encuentran en perpetuo proceso de transformación. Muchas de ellas han logrado salvaguardarse y sobreviven como manifestaciones únicas.
El peligro de su desaparición ha sido el detonante que ha conducido a la UNESCO a poner en marcha en las últimas décadas numerosas iniciativas para protegerlas. En todas las Comunidades Autónomas se ha avanzado hacia la promoción de la diversidad cultural mediante políticas culturales e instrumentos reguladores.
La primera tarea de la política cultural protectora es delimitar cuál es el objeto de protección, es decir, identificar las dimensiones culturales dotadas de valor y de interés para la sociedad.Salto de línea Sobre la base de identificar valores inherentes y destacables de las manifestaciones del Patrimonio Cultural Inmaterial y persiguiendo la localización de toda manifestación cultural que haya logrado transformarse y revitalizarse, sin disolverse, en la actual cultura del espectáculo, se atenderá, como premisa ineludible, a las manifestaciones o prácticas que no transgredan los Derechos Humanos.
También se valoran aquellas que hayan transformado el sacrificio público de animales, sustituyéndolo por otras prácticas lúdicas alternativas, en cumplimiento de la legislación vigente sobre protección de los animales. También se valora el respeto al medio ambiente en donde se lleven a cabo las manifestaciones de Patrimonio Cultural Inmaterial.
En la valoración del PCI se considerarán los siguientes criterios: