Aunque la educación patrimonial es una disciplina orientada a la apropiación por parte de la ciudadanía de los valores atribuidos a los bienes que integran nuestro Patrimonio Cultural, ha sido hace apenas una década cuando las acciones desarrolladas en este ámbito han ampliado su espectro de personas destinatarias.
Las instituciones gestoras de programas formativos vinculados al Patrimonio Cultural, siguiendo directrices internacionales de sostenibilidad, han comenzado a generar líneas de actuación destinadas no solo a la infancia, sino también a personas jóvenes y adultas, con especial atención a la pluralidad, a la igualdad en función de las capacidades de las personas, a las cuestiones de género o a la localización de entornos.
Como respuesta a esta tendencia y con el objetivo de establecer criterios y metodologías eficaces, el presente Plan desarrolla líneas estratégicas orientadas a la enseñanza de valores patrimoniales, siendo su ámbito de actuación el conjunto de sectores sociales que la integran.
Todas las personas tienen el derecho reconocido por vía constitucional de acceder a la cultura, siendo los bienes de nuestro patrimonio exponente significativo de la misma; el Plan Nacional de Educación Patrimonial favorecerá el desarrollo de la investigación y herramientas necesarias para alcanzar este objetivo y lo hará desde los parámetros educativos adecuados a los diferentes ámbitos educativos.
De este modo, los objetivos del Plan y los Programas que, en su marco de actuación, favorecerán la ejecución de proyectos se desarrollarán en los siguientes ámbitos:
Por todo lo referido, el Plan Nacional de Educación Patrimonial tiene como marco de desarrollo el conjunto de estrategias educativas de los ámbitos educativos formales, culturales y sociales, dirigidas a la apropiación por parte de la ciudadanía, concebida ésta de forma integral, de los valores atribuidos al Patrimonio Cultural y su capacitación para participar en él y con él de manera activa y comprometida, tanto de forma individual como colectiva.