Fiestas de la “Tirana” y la Virgen del Carmen
Una leyenda cuenta cómo una princesa inca, Ñusta Huillac, organizadora de una rebelión contra los españoles, recibía el nombre de la “Tirana del Tamarugal” por la crudeza del trato a los cristianos. Enamorada de un portugués, Vasco de Almeida, él la convence para bautizarse y rendir culto a la Virgen del Carmen, pero son asesinados por los indígenas acusados de traición. En 1540 el fraile Antonio Rendón descubre una cruz en la zona y como homenaje a estos jóvenes, a los que considera mártires del Carmelo, construye la capilla que llama “Nuestra Señora del Carmen de la Tirana”.Salto de línea En Chile, como en otros países, la Virgen del Carmen se considera Reina y Patrona. Su fiesta del 10 al 17 de julio se celebra con bailes como la diablada, las cuyacas y el baile chino, entre otros.
Diablada chilena. Origen
Salto de línea El origen de la “danza de diablos” se encuentra en España entre el siglo XI y XIII, mezclándose con rituales andinos del altiplano (llama llama) y con influencias asiáticas. Nace como un auto sacramental que representa la lucha entre el bien y el mal. El bien es simbolizado por el personaje de San Miguel Arcángel y el mal por los diablos que representan los siete pecados capitales. Salto de línea La diablada es por tanto una danza religiosa, católica y de raíz prehispánica, donde los bailarines se deshumanizan para interpretar personajes teológicos cristianos. Es uno de los bailes más representativos del norte grande chileno, y se identifica particularmente con la Fiesta de la Tirana.
Diablada chilena en la actualidad
Salto de línea En el año 1956 la Diablada Ferroviaria, procedente de Oruro (Bolivia), fue invitada a participar en esta fiesta. La visita motivó a Gregorio Ordenes, antiguo guía de la comparsa de diablos, a crear la primera Diablada chilena, con el nombre de Primera Diablada Servidores Virgen del Carmen, con sede en Iquique.Salto de línea Actualmente mantiene plena vigencia en Perú, Bolivia y Chile con múltiples variantes y generalmente adscrita a ceremoniales religiosos. Agrupa a gran cantidad de bailarines y destaca la vistosidad del vestuario, el uso de máscaras de fuertes colores y luces, adornados con dragones, serpientes, lagartos y arañas. Se caracteriza también por la riqueza de pasos que incluye saltos acrobáticos, el ritmo contagioso y complejas coreografías.