Transformar el entorno para acomodarlo al gusto propio es uno de los rasgos que nos identifican como seres humanos. Para hacer accesibles los territorios, lo mismo se talan bosques, que se desvían ríos o se mueven montañas. A otra escala mucho más reducida, se llegan a modificar incluso los colores de las plumas de las aves, que de por sí ya son vistosos y llamativos.
Andrés Gutiérrez UsillosSalto de línea Director del Museo de América
Dice Beatriz Robledo, subdirectora del Museo de América y co-comisaria de esta vibrante y colorida exposición temporal, que la plumaria es una de las expresiones culturales más sutiles y delicadas del patrimonio material de las sociedades americanas tradicionales. Sin embargo, la fragilidad de su naturaleza y fácil deterioro son causa de su efímera duración, lo que posiblemente ha contribuido a que no cuente con la misma consideración que obras realizadas utilizando componentes como el metal, la cerámica o las fibras textiles, que se suelen preservar mejor en el registro arqueológico o en las colecciones museográficas.
Lo que es indiscutible es que, en nuestros días, sigue provocando fascinación la infinidad de tonos y efectos ópticos que son capaces de mostrar las plumas de las aves. Aunque esas cualidades pueden convertirse en protagonistas, en realidad los grupos indígenas que elaboran objetos de plumaria pretenden ir más allá de provocar un mero efecto estético. En algunas sociedades esta manifestación artística es una forma de comunicación de la estructura social, la religión o la identidad y pertenencia a un grupo concreto.
La elevada consideración social de los objetos realizados en plumas procedentes de determinadas especies de aves las convierte en una materia prima de enorme demanda. Algunas plumas, como las de guacamayos, tucanes, espátulas o cotingas, eran seleccionadas por sus intensos colores.
Existe un tipo de pluma denominada tapirage que posee unas características únicas y que ya era requerida desde época prehispánica. Su peculiaridad residen en el color, que es modificado intencionadamente con el ave viva, logrando plumas amarillas con tonos rojizos.
Aunque todavía tenemos importantes incógnitas sobre cómo, cuándo y por qué comenzaron las comunidades amazónicas a realizar esta técnica, sin duda el complejo procedimiento para realizar el tapirage es producto de la observación, la experimentación y el profundo conocimiento del entorno biológico, animal y vegetal, del territorio que habitan.
A través de las imágenes fotográficas y de los maravillosos objetos que se muestran en "El arte de transformar el color. Las plumas TAPIRAGE", de la mano de las comisarias, os invitamos a sumergiros en un mundo de colores brillantes para apreciar la suavidad de las hermosas plumas de aves tropicales, sus valores simbólicos y los estrechos vínculos con la naturaleza que desarrollaron las sociedades que habitan en el bosque tropical.
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