Inmaculada, plumaria

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Autor: Anónimo

Datación: Siglo XVII

Contexto Cultural: Virreinato de Nueva España

Procedencia: Michoacán, México (América del Norte)

Materia: Papel amate, Pluma, Cobre

Técnica: Plumaria

Dimensiones: Altura = 26 cm; Anchura = 18 cm

Inventario: 12331

Imagen de la Inmaculada Concepción encerrada en una mandorla de nubes, apoyada sobre la media luna con los cuernos hacia arriba como clara referencia a la victoria sobre el mal, coronada y con la aureola de rayos dorados. Está representada en el centro de la composición, rodeada por los atributos de la letanía y las prefiguraciones proféticas: Espejo sin Mancha, Puerta del Cielo, Torre de David, Fuente de Gracia, Pozo de Sabiduría... El Espíritu Santo y Dios Padre se sitúan sobre ella mientras el sol y la luna, con rasgos humanos aparecen a ambos lados, rodeados también por las nubes.

Se trata de una obra realizada con la técnica de la plumaria. Las plumas en el mundo prehispánico estaban directamente vinculadas con la simbología sagrada y con el prestigio de quienes tenían derecho a lucirlas. Quetzalcóatl, el gran dios civilizador de la cultura náhuatl, fue el mítico maestro de los amantecas, los artistas que se agrupaban sobre todo en el barrio de Amantla en México-Tenochtitlán y que trabajaban con una gran variedad de plumas preciosas.

La comprensión de que la pluma era un elemento de fuerte contenido simbólico-religioso impulsó a los misioneros españoles a incorporar a los expertos amantecas a las escuelas conventuales, en las que junto a los tlacuilos, que aprendían a interpretar las representaciones visuales europeas, elaboraban sutiles vestimentas para los sacerdotes de la nueva religión, enriquecieron numerosos objetos litúrgicos y de devoción con la inclusión de la pluma, e iniciaron la producción de cuadros de pequeñas dimensiones, en los que incorporaron las narraciones de la historia sagrada que les transmitían los frailes a través de las láminas y las pinturas que seleccionaban como modelos.

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