Cocina

Todo lo miraba Sancho Panza, y de todo se aficionaba. Primero lo cautivaron y rindieron el deseo las ollas, de quien él tomara de bonísima gana un mediano puchero; luego le aficionaron la voluntad los zaques, y últimamente las frutas de sartén, si es que podían llamarse sartenes tan orondas calderas. Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, Parte II-Cap. 20.

La cocina fue instalada con chimenea y bancos laterales, como en otros museos creados por el marqués de la Vega Inclán. No corresponde verdaderamente a la estructura de la casa pero es un tipo de chimenea que se representa en la pintura de la época, aunque es propia de cocinas más grandes o de casas de campo. En pisos pequeños como era este caso se utilizaron simples braseros o anafres para cocinar.

En todo caso, la normal dificultad de calentar la casa hacía que las cocinas fueran un lugar concurrido, que en ella se hicieran muchas otras cosas que cocinar, y que en ella durmieran a menudo los criados. La ventana que ilumina la cocina da al patio, donde en origen estuvieron los corrales de la casa y donde probablemente se harían las faenas de lavar y tender la ropa.

La cocina fue instalada con chimenea y bancos laterales como en otros museos creados por el marqués de la Vega-Inclán. Está amueblada con una alacena y sillas de tipo popular, como la silla tajuela, grandes tinajas donde normalmente se almacenaba el agua, el vino o el aceite, enseres de barro o de cobre que responden a tipos tradicionales, como los calientacamas, así como los morillos o caballetes de hierro destinados a sustentar la leña del fuego, de bronce dorado.

El famoso cuadro de La vieja friendo huevos de Velázquez es un buen ejemplo de los usos de las cocinas en el Siglo de Oro.

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