La Primera Guerra Mundial pone punto y final a una forma de vestir. Las mujeres europeas asumen responsabilidades laborales y abandonan las arquitecturas postizas que caracterizaron las modas del siglo XIX, adoptando un traje práctico, tipo sastre.
En el periodo comprendido entre las dos Guerras Mundiales se produce la eclosión de las Vanguardias Artísticas, que influirán decisivamente en la indumentaria, como el Orfismo, el Cubismo y el Surrealismo.
En los años 20 lo moderno son los vestidos à la garçonne, de líneas rectas que no marcan cintura.
El crack económico norteamericano de 1929 sumerge a Europa en una profunda depresión económica, dando comienzo a un nuevo ciclo en el que se vuelve a una moda más conservadora que define de nuevo las formas del cuerpo femenino.
Las mujeres dominarán por primera vez el panorama del diseño, destacando nombres como Madeleine Vionnet, Gabrielle Chanel, Jeanne Lanvin, Alix Grès y Elsa Schiaparelli.