Aunque nacido en Granada, vivió la mayor parte de su vida en Venecia. Desde muy joven destacó como pintor, pero además le interesaba todo lo relacionado con las artes industriales y los avances tecnológicos. Superando la distinción entre Bellas Artes y Artes Decorativas se lanzó al estudio de las artes aplicadas para convertir los objetos que nos rodean en obras de arte. Ideal que coincidía con el de los llamados maestros del diseño industrial, entre los que destaca William Morris, que buscaban recuperar la figura del artista -artesano, del artista universal que debía ocuparse no solo del diseño sino también del proceso de producción, investigando en las técnicas y conociendo los materiales.
Artista polifacético, Fortuny practicó la pintura, el grabado, la fotografía, la luminotecnia, la escenografía, la decoración de interiores, el diseño de moda...llegando a registrar veinte patentes de diversos inventos.
Mariano Fortuny investiga en todas las culturas y períodos históricos tanto los aspectos artísticos como los técnicos. De esta amplia fusión consigue una innovación estética sobre el color y la calidad plástica de los tejidos iluminados, con especial interés en los cambios de tonalidad, los efectos de claroscuros y la sensación de relieve. El resultado de la inusual combinación de su creatividad singular y de su perfección técnica es fácil de reconocer por cuantos estudien su obra o disfruten de su observación. Una obra cuyo plisado, diseños y decoraciones también se convierte en punto de partida para las interpretaciones de grandes diseñadores de moda.