Museo del Pueblo Español
El Museo del Pueblo Español puede considerarse una obra personal de D. Luis de Hoyos Sainz. La historia comienza con la idea de crear un museo que recogiera las tradiciones de nuestros pueblos, un museo que, como diría su decreto fundacional, guardara memoria histórica de "las obras, actividades y datos del saber, del sentir y el actuar de la masa anónima popular, perdurable y sostenedora, a través del tiempo, de la estirpe y tradición nacionales, en sus variadas manifestaciones regionales y locales, en que la raza y el pueblo, como elemento espiritual y físico, han ido formando nuestra personalidad étnica cultural." (AMPE, I, 1935: 5).
Ya en 1915 Luis de Hoyos y Telesforo de Aranzadi habían enviado al Centro de Estudios Históricos una memoria planteando el interés y la necesidad de crear un Museo de Etnografía de las culturas hispanas, al que pensaron denominar Museo del Pueblo Español, y en fechas posteriores pueden encontrarse numerosas menciones al mismo en los escritos de Hoyos.
El Museo del Traje, de corta vida, fue sólo un intermedio, pues desde su inicio pareció insuficiente, "ya que éste no era más que uno de tantos elementos o unidades constituyentes de la vida y la cultura tradicional española" (Hoyos, 1947: 83). El fondo inicial del Museo del Pueblo Español estuvo compuesto por estas colecciones, las del Seminario de Etnografía y Artes populares de la Escuela Superior de Magisterio, a las que se sumaron amplias series de objetos domésticos y útiles de trabajo que los Patronos Regionales adquirieron entre 1934 y 1936 con vistas al montaje inaugural.
Sin embargo, el Museo no pareció interesar demasiado a nadie, y de hecho sólo en otoño de 1971 logró abrir sus puertas al público, y de forma breve, ya que en el verano de 1973 las necesidades de espacio de la entonces sede del Consejo Nacional del Movimiento (actualmente del Senado), obligaron a desalojar apresuradamente el edificio. El Museo quedó almacenado en la antigua Facultad de Medicina de San Carlos, en la calle Atocha, hasta que, en 1987, un nuevo desalojo permitió su traslado y la correcta instalación de sus servicios internos en el actual edificio, antiguo Museo Español de Arte Contemporáneo, lo que permitió la reapertura del centro a los investigadores, el préstamo de objetos para exposiciones, e incluso la organización de algunas exposiciones temporales propias. Se rompió el mito del "museo en cajas" con un auténtico redescubrimiento del Museo para toda una nueva generación que no lo conocía.
En 1993, en un intento bienintencionado de modernización del discurso patrimonial, el Museo se integró en el Museo Nacional de Antropología.