El Museo Sorolla ocupa la casa que fue vivienda del pintor y su familia desde 1911. Las colecciones se distribuyen por todas las zonas visitables de la casa, que ha conservado casi intacta la decoración que tuvo en vida de Joaquín Sorolla. La colección de pintura (más de mil doscientas piezas) convive, por tanto, con el mobiliario y los objetos originales de la vivienda.
Se trata de una de las casas de artista mejor conservadas de Europa.
Los cuadros que normalmente se exponen pueden variar de colocación en las salas, ya que el Museo Sorolla organiza sus propias exposiciones temporales y también presta para exposiciones organizadas por otras instituciones.
El ingreso al Museo se realiza a través de los tres jardines de diferente estilo diseñados por el propio Sorolla.
Presidido por una fuente revestida de azulejos de Triana, en torno al patio se situaban las dependencias domésticas.
Esta sala introductoria expone una selección de lienzos representativos de la evolución pictórica de la obra de Sorolla.
La Sala II era el despacho de Sorolla, el lugar donde recibía a los clientes y también era una pequeña galería de exposición.
El estudio de Sorolla, el espacio más representativo del Museo. Uno de los talleres de artista mejor conservados.
Un espacio de gran elegancia y luminosidad, con vistas al jardín, y de cuyas paredes cuelgan retratos familiares de Sorolla.
Sorolla decoró esta estancia con un colorista friso de guirnaldas de frutas y retratos de su mujer y sus dos hijas.