Mediados del s. XIX- principios del s. XX
Huesca (Aragón)
Para realizar los paneles decorativos de la Biblioteca de la Hispanic Society of America, su trabajo más ambicioso, Sorolla viajó por toda España para recoger las tradiciones e indumentaria de las regiones que iba a representar. Realizó múltiples estudios y bocetos, pero también para documentarse se hizo con fotografías y adquirió algunos trajes tradicionales, como este traje de Ansó. La representación de este traje puede contemplarse en Aragón. La Jota, 1914, realizado en Jaca donde se instala temporalmente, pero también en el estudio preparatorio Tipos del valle de Ansó, 1914 (nº inv. 1047) o en trabajos anteriores como Abuela y nieta del valle de Ansó, 1911 (nº inv. 956), aprovechando que pasaban por Madrid para vender té. Estos trajes también fueron utilizados en algunas fiestas por miembros de la familia, como puede verse en una serie de fotografías que conserva el Museo, en la que aparece María, sola, vestida con el traje de Ansó (nº inv 80493).
Estos trajes, al igual que los numerosos dibujos preparatorios, tendrían que haber sido entregados a la Hispanic Society of America, al terminar los paneles. Sin embargo, con la muerte del pintor, la entrega del encargo se complicó y los trajes permanecieron en Madrid, pasando a formar parte con el tiempo a los fondos del Museo Sorolla. Como otras piezas textiles conservadas en el Museo, dadas sus características, no está expuesto de manera habitual en las salas.
Este traje del valle de Ansó, que podría datarse entre la segunda mitad del s XIX y principios del s XX, es un traje de boda o tornabodas, que llevaban las novias ansotanas al salir de la ceremonia religiosa.
Su elemento más llamativo es la pesada basquiña o sayal verde, un largo vestido suelto sujeto por dos tirantes negros que cae hasta los pies formando grandes pliegues, con un talle muy alto, por encima del pecho. Todo ello otorga al conjunto una silueta solemne y rectilínea que contrasta con otros trajes tradicionales de boda de otras regiones, con faldas que marcan la cintura, acompañadas de jubones o corpiños. Las basquiñas verdes se llevaban en festividades, en el día de bodas como ya hemos comentado pero también para uso diario, recogidas, dejando a la vista las enaguas.
Debajo de la basquiña, asoma la camisa de lino, la única prenda interior y la parte más lucida de la indumentaria. Entre las partes a la vista destacan las mangas abullonadas, pero especialmente la gorguera, gran cuello plisado abierto, que deja al descubierto la garganta siguiendo la moda de los cuellos a la italiana o a lo medici en la Península Ibérica del s XVI, y rematado con encaje de bolillos.
Sobre los brazos de la camisa, dejando libres los hombros, se colocan unas falsas mangas o manguitos de lana azul que siguen modelos renacentistas de influencia italiana, unidas entre sí a la espalda mediante unas cintas denominadas “cuerda” rematadas con borlones, y adornadas ricamente con pasamanería negra de azabache. Este detalle hace pensar que esta prenda fuese confeccionada para ser llevada en festividades durante un periodo de luto.
Al traje ansotano está ligado un peinado con reminiscencias medievales, en el que el cabello de la mujer se divide en dos partes con una raya en el medio, enrollando cada parte en unos postizos, llamados churros, para dar volumen al conjunto. A este peinado, se añaden los días de fiestas cintas rojas, mientras que para los días de diario o de luto son negras.
Completan el adorno de este traje, una escarapela de cintas de seda sobre el pecho, muy populares durante el reinado de Isabel II (1833-1868), sobre las que se añaden imágenes religiosas de gran tamaño. Acompañan al conjunto pendientes, broche al cuello y escapulario.
Pueden encontrar más información sobre este traje, en la ficha del mes "Conjunto de prendas femeninas del valle de Ansó"