Las necesarias excavaciones arqueológicas previas a la construcción del edificio del Museo aportaron interesantes restos muebles e inmuebles relativos a distintos aspectos de la ciudad. Estos restos se integran en el recorrido del Museo como una sala más. Con ello se gana el atractivo de introducir al visitante en el contexto arqueológico de la Mérida romana, ilustrando de un modo directo el escenario del hallazgo de los objetos expuestos en las restantes salas.
Tras salir del espacio de exposición, el visitante puede optar por descender por la rampa dispuesta a su derecha. Por ella llegará en primer término a un espacio donde se conservan los restos de un ramal del acueducto de “San Lázaro” que, partiendo del depósito situado junto a la “Casa del Anfiteatro”, se dirige a la zona central de la ciudad, la ocupada por el foro colonial. Si continúa descendiendo, se acabará encontrando a la izquierda con la puerta de acceso a la zona arqueológica. En el patio situado tras la puerta discurre un tramo de la calzada romana que salía por un portillo de la muralla de la ciudad y enlazaba con el camino hacia Corduba (Córdoba) a través de la necrópolis oriental.
Una vez atravesada la calzada, se desciende por unas escaleras a la “Cripta” propiamente dicha. Este imponente recinto cobija bajo las arcadas del edificio de Moneo los restos arqueológicos correspondientes a un peculiar barrio extramuros, en el que puede admirarse la perfecta simbiosis de viviendas y área funeraria. Especialmente interesantes resultan, a mano izquierda, los restos de unas estancias con decoración pictórica en dos fases superpuestas. Y a la derecha unas dependencias adosadas a la calzada, presididas por una gran estancia a la que daría acceso una triple arcada sobre columnas.Salto de línea