Tanto la pintura como el mosaico de época romana que conservamos en la ciudad de Mérida consisten en ornamentos de la arquitectura que, en este caso, se concreta casi exclusivamente en la privada.
La pintura consiste en pintura mural las más de las veces, cuyo alzado, por la desaparición general de los muros de las construcciones, suele limitarse al zócalo de los mismos. Sin embargo tenemos alguna notable excepción en la ciudad, como es el caso de la habitación, con escenas deportivas y de caza, hallada en la Calle Suárez Somonte y expuesta en la Sala VII del Museo. Otros notables ejemplos se exhiben in situ en la Cripta de la sede principal.
Respecto al mosaico, principalmente de suelo, Mérida custodia una de las principales colecciones de la Península Ibérica. Algunos de sus más destacados ejemplares se muestran en las paredes del Museo, mereciendo una especial mención por su calidad artística el conjunto hallado en una casa de campo cercana a la ciudad: la conocida como Villa de las Tiendas.