La biografía del portugués João Cidade reúne muchos signos de la locura melancólica. Llevó una vida agitada y aventurera: pastor, soldado de las tropas imperiales, librero. La conmoción ante un sermón de san Juan de Ávila lo lleva a quemar sus libros, a vagar desnudo por la ciudad y a caer en el delirio, hasta ser encerrado en un hospital, donde sufre un maltrato tal que cambia su vida. A partir de esa experiencia se dedicará, ya como Juan de Dios, a cuidar a enfermos, asistir a men-digos y fundar asilos, convirtiéndose en un innovador en la asistencia.Salto de línea El autor de esta hermosa cabeza, Alonso Cano, tuvo también una vida atormentada y difícil. El escultor supo dar vida a la personalidad de este visionario de mirada absorta y grave. La obra, que quizá formó parte de una escultura de vestir, recuerda a los mejores retratos romanos en el perfil del cráneo, la amplia frente y las facciones armoniosas y perfiladas, de rasgos bien delineados.