El hombre culpable

San Pedro en lágrimas, Bartolomé Esteban Murillo

San Pedro en lágrimas. Bartolomé Esteban Murillo, ca. 1650-1655.

El Barroco constituyó una verdadera «escuela de las lágrimas», esenciales en la teatralización de la pena interior: brillan en los ojos de las Dolorosas, de los Ecce homo, de las penitentes y los santos. Son el trasunto cristiano del duelo melancólico, que también tiene una prestigiosa y fundacional versión filosófica en el llanto de Heráclito. La más insistente representación es la del afligido san Pedro, que se recrimina su reiterada cobardía al negar a Cristo, ya sea entristecido, buscando en los cielos una respuesta absolvedora, como en el lienzo de Murillo, o sea absorto en su conciencia culpable, como lo pinta Luis Tristán; pero siempre con el mismo tema de fondo, la culpa, uno de los ejes de la espiritualidad contrarreformista, vinculada a la penitencia y al arrepentimiento, en un tiempo en que la confesión era un arma de combate contra el luteranismo.

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