Según Freylas, a las sibilas el humor melancólico «las precede como de natural principio y disposición, con una vehemente imaginación, ayudadas de lugares apartados y cuevas oscuras y tenebrosas». Las sibilas eran, en la tradición clásica, seres superiores, dotadas de una videncia especial, que, con un lenguaje enigmático, «sibilino», traspasaban miles de años y vaticinaban el porvenir. Los autores cristianos vieron en sus adivinaciones, recogidas en los Oráculos sibilinos, signos de la llegada del Mesías y, desde el Renacimiento, las sibilas de Cumas o Eritrea serán representadas por Miguel Ángel, Guercino o Domenichino, hasta que el Concilio de Trento censure su presencia.Salto de línea Berruguete las incorporó en los frontones laterales de su retablo de San Benito el Real, siguiendo composiciones inspiradas en el repertorio clasicista, con el ademán pensativo y escrutador. Impregnado de manierismo a la italiana, este escultor es un pionero español del modelo del artista moderno, osado y consciente de su valía, defen-sor de su subjetividad y despectivo con sus críticos.