El nuestro es un jardín de la memoria, una sala más del Museo con sus obras de arte a cielo abierto. Por su ubicación en el corazón de la ciudad histórica, el Colegio de San Gregorio es uno de los pocos testigos de la vieja morfología urbana que sobrevivió al derribo de palacios, conventos y murallas que conformaban uno de los cascos antiguos españoles más importantes.
Al modo de los jardines arqueológicos, éste conserva antiguos vestigios de ese Valladolid destruido, procedentes de distintos tiempos y lugares: arquerías y fachadas renacentistas, escudos de casas nobles o fragmentos escultóricos de tiempos pasados que han encontrado acogida en el Museo.