María Asunción Aguilar Ros

María Asunción Aguilar Ros (Alicante, 1891-Burjassot, 1970)

María Ros fue el nombre artístico que eligió la soprano alicantina María Asunción Aguilar Ros. La cantante debutó el 14 de junio de 1912 en el estreno de “La Generala”[1], una opereta de Amadeo Vives, con libreto de Perrín y Palacios. De Ros y las demás intérpretes en roles secundarios escribió el diario ABC en su crítica que todas eran como “un ramillete de frescas rosas”. Hasta su retirada en 1926, gozó de gran proyección y reconocimiento gracias a una voz “intensa, de un color mórbido y denso”[2].

Ros se había formado en la academia de canto Spitzer-Solà[3], a la que también acudieron Teodoro Landerer o Emilia Vergori. La técnica vocal que allí se impartía era la del célebre Manuel García, cuyo método contribuyó a la formación de los mejores cantantes líricos durante varias generaciones.

Su primer papel operístico fue en 1915, interpretando Aida en Castellón de la Plana. La ópera de Verdi era la de mayor aceptación entre los valencianos en aquella época y las compañías acostumbraban a inaugurar las temporadas con ella[4]. Después llegarían giras por Europa y el continente americano.

La soprano conoció al tenor italiano Giacomo Lauri-Volpi en 1921, interpretando Rigoletto en Ferrara. Se prometieron poco después, en Oviedo, durante una gira por el norte de la península. Tras su matrimonio en 1924, y ante la dificultad de compatibilizar ambas carreras, la cantante abandonó la suya para centrarse en el perfeccionamiento técnico de la voz de su marido.

La pareja escogió Burjassot como lugar para la boda y allí ubicaron su residencia permanente. Ros poseía una casa cerca del límite con la vecina localidad de Godella, donde vivía otro mentor de la cantante, el tenor Lamberto Alonso.

En Burjassot, el matrimonio entró a formar parte de un círculo intelectual que también frecuentaba Manuel González Martí, cuya familia poseía una villa en este municipio. Fruto de esa larga amistad pudieron enriquecerse las colecciones del Museo de Cerámica fundado por González Martí. La pareja formada por Ros y Lauri-Volpi donó al Museo, a lo largo de casi una década, una gran cantidad de objetos: cerámica, mobiliario e indumentaria, así como obras de arte. En agradecimiento, González Martí reunió todos esos bienes en una sala que les dedicó.

En 1970, González Martí solicitó a la soprano ayuda para adquirir la pareja de óleos de Emilio Sala Otoño y Primavera, que hoy se localizan en el Fumoir. Ros aportó una generosa suma, que permitió adquirir las obras en junio de ese mismo año. Posteriormente, la cantante fue nombrada Patrona del Museo, en reconocimiento a su labor como benefactora de la institución. Pocos meses después, fallecería en su palacete de l’Horta Nord.

[1] En Lamb, Andrew. “La generala: When Vienna Comes to Madrid”. La Generala (programa de mano). Madrid, Teatro de la Zarzuela-INAEM, 2008, pp. 7-13.

[2] Lauri-Volpi, Giacomo, en “El equívoco”, 1940. Sobre la primera impresión que le produce su futura esposa escribe: “Nunca escuché semejante intensidad de sonido en una tiple ligera”.

[3] La Academia Vocal Spitzer-Solà, fundada por la soprano húngara Herminia Spitzer Soliberg (1844-1924) y su marido, José García Solà (1860-1922), estaba situada en el Paseo de la Alameda, 1. García Solà fue, además, maestro de coros del Teatro Principal de Valencia (Díaz Gómez, Rafael en Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, 2002).

[4] En Torner Feltrer et alii: La ópera en Valencia durante la monarquía de Alfonso XIII. Itamar. Revista de investigación musical: territorios para el arte, Nº 4, Años 2011-2018.

Ana Tomás Hernández

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