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Historia del edificio

grabado de Alfred Guesdon Grabado de Alfred Guesdon donde se muestra el volumen de cubiertas del palacio de Dos Aguas anterior a la reforma de 1867

El palacio gótico

La construcción del antiguo edificio del Palacio se debe a la familia Rabassa de Perellós, saga iniciada por el matrimonio Francesc de Perellós y Joana Rabassa. Será su nieto, Giner Rabassa de Perellós y Montagut, quien adquirirá el señorío de Dos Aguas en 1496 a Luis Cornell Boil de Ladrón, iniciándose así la Baronía de Dos Aguas. Tal vez entonces se impulsaran las primeras reformas de importancia del edificio, que se extenderán a los siglos siguientes, incluso ampliando su superficie mediante la compra de propiedades colindantes.

Sin embargo, el aspecto exterior del edificio no variará excesivamente, en relación con la configuración medieval, hasta el ascenso al marquesado por parte de la antigua baronía. Existe información gráfica que permite apreciar esta evolución, como el plano de Valencia realizado por el Padre Tosca en 1704, que incluye vistas del Palacio contemporáneas a cuando se alcanzó el marquesado con Giner Rabassa de Perellós y Pardo en 1699. El edificio gótico era una construcción que constaba de entresuelo, planta noble y desván con galería corrida, al modo de otros palacios similares de la época, como el de la Almoina. El conjunto se completaba con tres alas alrededor del patio con entresuelo y piso. En la parte trasera se repetía esta configuración en torno a otro patio cerrado por dos crujías. Ese segundo patio era en realidad un huerto que albergaría un jardín posteriormente (hacia 1825).

portada del palacio de Dos Aguas Portada del palacio del marqués de Dos Aguas

El palacio en el siglo XVIII

Hacia 1740, Giner Rabassa de Perellós, III Marqués de Dos Aguas, decide renovar su casa solariega como muestra de su poder y linaje, encargando la obra al grabador y pintor Hipólito Rovira, que sustituye el carácter severo de la antigua casa por una gran abundancia decorativa.

De esta reforma destaca especialmente la portada principal , que fue realizada en alabastro por Ignacio Vergara, según el diseño de Hipólito Rovira. La fachada, de estilo puramente barroco, presenta dos figuras alegóricas del río, en alusión al marquesado y está rematada por una hornacina con la Virgen del Rosario que fue realizada por el mismo Vergara. Estaba protegida por un balcón corrido del cual se conservan grabados y fotografías.

Una fotografía tomada entre 1854 y 1863 muestra el aspecto original de la portada anterior a la reforma del siglo XIX, en la que destaca una prolongación de la ornamentación basamental hacia el lado oeste. De hecho, el proyecto de reforma de la fachada de José María Xímenez y Cros, fechado en 1863, elimina esta parte y propone una fachada neobarroca para integrar y contextualizar la portada de Rovira y Vergara.

fotografía de la portada, siglo XIX Portada del palacio con el balcón corrido en el primer piso

El palacio en el siglo XIX

Pero la reforma de mayor envergadura se emprenderá con D. Vicente Dasí Lluesma, quien hereda el título de marqués de Dos Aguas en 1853, al agotarse la sucesión directa. Éste decide llevar a cabo una amplia reforma del edificio entre 1854 y 1867, de carácter básicamente ornamental en un claro eclecticismo, que combina rococó, neo-imperio y motivos chinescos.

La reforma se basó en un cuidadoso estudio de la esencia del propio inmueble, como evidencia el proyecto de Ramón M. Xímenez y Cros. Así pues, se modificó, substituyendo por un estucado jaspeado el endeble estuco figurado de Rovira y rehecho por Ferrer en el siglo XVIII, ya que carecía de cualquier protección constructiva, como un alero o saledizo. También se derribó el balcón corrido del siglo XVIII.

En el patio interior se sustituyeron las ventanas góticas por balcones con relieves de figuras alegóricas alusivas a las artes (arquitectura y escultura), a la agricultura y al comercio, base de la riqueza del marqués. En la reforma participaron Salustiano Asenjo y José Brel junto a Plácido Francés, José Felipe Parra, José Marcelo de Contreras, Francisco Molinelli, Eleuterio Álamo y otros, como artífices de la decoración, creando programas adaptados a la función de cada ámbito.

Estas obras crearon un conjunto de espacios, alterando la altura de las salas, acortando otras o revistiendo los techos con escayolas que luego servirían de soporte a la decoración de cada ámbito.

Asimismo, se adquirió mobiliario de la época, como el conjunto de muebles de Dresde con aplicaciones de porcelana sajona de la llamada Sala de Porcelana. Tras años de obras se inauguró la reforma el 17 de mayo de 1867.

Fotografía de la ampliación de los años 70 El Museo antes de la ampliación de los años 70, con el edificio adosado en la parte trasera

El palacio en el siglo XX

En 1941 el Palacio fue declarado monumento histórico-artístico y en 1949 fue vendido y adquirido por el Ministerio de Educación para ubicar la importante colección de cerámica del matrimonio formado por D. Manuel González Martí y Dª Amelia Cuñat y Monleón, donada al estado el 7 de febrero de 1947. Durante siete años tuvo su sede en el domicilio del fundador, pero tras la rehabilitación del Palacio de Dos Aguas, llevada a cabo entre el 26 de julio de 1950 y 18 de Junio de 1954, abrió allí sus puertas el Museo Nacional de Cerámica.

Entre 1969 y 1972 se amplió el Museo, iniciándose la construcción de una nueva ala que en su exterior reproduce fielmente el estilo de la fachada del Palacio del siglo XIX

En los años 80 el Museo necesitaba mejorar su infraestructura e instalaciones así como emprender la restauración del inmueble y la renovación de su museología. En 1990 el Museo se cerró al público para acometer las obras de rehabilitación, que se extenderían hasta el año 1998, en que reabrió sus puertas al público.

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