N.º inv.: CE3/01817-CE3/01844
El Belén, fechado en el siglo XVIII, está compuesto por 29 figuras de distintos tamaños de 10 hasta 40 cm: la Virgen, San José y el Niño Jesús, dos ángeles, los tres Reyes Magos, catorce figuras representando tipos populares (pastores, vendedores, músicos y danzantes, etc.) y siete animales. Las figuras están realizadas en alambre recubierto de estopa, con la cabeza modelada en terracota, las extremidades de madera tallada, los ojos de vidrio y vestidas con tejidos de la época. Además de estos materiales, encontramos aquellos utilizados para los variados complementos de los personajes: cuentas de coral y perlas, castañuelas de marfil, estribos y coronas de metal, incensario de plata, etc. Los tejidos (tela, seda, hilos dorados, raso…) estaban confeccionados en la Real Fábrica de Tejidos, fundada por Carlos III en San Leucio, cerca de Nápoles. La talla de las figuras se puede atribuir a distintos escultores napolitanos del siglo XVIII.
La escenificación y configuración plástica del Nacimiento alcanzó en el Reino de las Dos Sicilias un periodo de esplendor en la segunda mitad del siglo XVIII, desbordando el ámbito religioso para pasar a la Corte, la nobleza y alta burguesía y finalmente a ambientes populares. La tradición de los presepi fue impulsada primero por los diferentes virreyes de Nápoles. Especial relevancia tuvo el papel de Carlos III, fundador de la Fábrica de porcelana de Capodimonte, que mandó realizar figuras para el Belén privado de palacio. Los Belenes napolitanos se caracterizan por su espectacular escenografía y por la profusión de figuras que incluyen escenas y tipos populares de gran realismo y expresividad, ofreciendo una gran riqueza iconográfica de indudable interés etnológico. Otra característica de los belenes napolitanos es el paisaje que sirve de fondo a las escenas. La gruta franciscana original se cambia en un templo pagano en ruinas que recordaba a las recientes excavaciones en Herculano, además de casas y otras arquitecturas para la ambientación de las escenas.
Los efectos lumínicos constituyeron otro de los recursos escenográficos.
El Belén fue adquirido por el Ministerio de Cultura en la subasta de Navidad de 2002 de la Sala Retiro de Madrid, para el Museo Nacional de Cerámica González Martí.
Debido a cuestiones de conservación el conjunto no se encuentra expuesto.