El MNAD se ubica en un palacete histórico originalmente construido como vivienda, lo que supone un gran reto a la hora de adaptar los espacios de depósito o almacenes donde se conservan la mayor parte de las colecciones. Las diferentes condiciones microclimáticas, la angostura de algunos espacios o las dificultades logísticas son los grandes retos del museo. El continuo crecimiento de las colecciones ha hecho que a lo largo de los años se hayan ido creando nuevos almacenes, reconvirtiendo espacios expositivos en algunos casos, entre los que se reparten las colecciones según las condiciones termo-higrométricas y espaciales más idóneas dependiendo de la tipología, tamaño, formato y material de las piezas.
Todos los espacios y mobiliarios de almacenamiento comparten una serie de condiciones básicas que deben cumplirse para la conservación de las colecciones:
A la izquierda, tejidos de mediano formato almacenados en cilindros suspendidos de barras de metal y protegidos con material de conservación. A la derecha, mismos tejidos tras sustituir los plásticos de conservación que los cubrían por telas de algodón descrudado lavables para reducir el desperdicio de material.
Rejillas de metal sobre raíles móviles (peines) para almacenar obra enmarcada, sobre bastidor o colgada en posición vertical.
Carnés de baile cajeados en espuma de polietileno en unidades de extracción de varios pisos para optimizar el espacio de almacenaje.
Cajones con la colección de abanicos. A la izquierda, almacenaje estandar. A la derecha, ejemplo de caja individual para abanicos que requieren almacenarse abiertos por conservación.
Si quieres ampliar información sobre la organización espacial de almacenes, puedes hacerlo en los siguientes enlaces: