La conservación de las colecciones es un pilar fundamental integrado plena y transversalmente en el funcionamiento del museo. Tiene como objetivo preservar la integridad física de las colecciones así como la información histórico-artística que transmiten. La conservación preventiva y la restauración son las dos caras principales de la conservación, si bien la documentación, investigación y difusión de las colecciones son igualmente imprescindibles para garantizar la preservación de nuestro patrimonio.
En el museo se siguen los principios de la conservación preventiva, que se dirigen a prevenir, eliminar o minimizar los riesgos que pueden afectar a las piezas, trabajando para ello en el control de las condiciones del entorno que rodea a las colecciones y la forma en que éstas se exponen, almacenan, manipulan o trasladan. Se incorporan siempre criterios de sostenibilidad, tanto en consumo energético como en la reutilización de materiales.
En los últimos años se está trabajando sobre todo en la revisión de las colecciones y la optimización de los espacios de almacenaje para afrontar el crecimiento de las colecciones y mejorar las condiciones de conservación de las piezas y, en especial, su accesibilidad. Se están reubicando las colecciones según su tipología o según su formato, tamaño y volumen.
Asimismo, se está trabajando en el Plan de Salvaguarda de colecciones en caso de emergencia. Por ello, se busca garantizar la accesibilidad de las piezas de forma que su manipulación sea más rápida y segura, por lo que las más grandes y pesadas deben ubicarse en zonas bajas que no requieran uso de escalera y las más pequeñas y frágiles en soportes especiales, bateas o cajas (unidades de extracción) para poder trasladarlas de una manera más rápida y con garantías para su conservación.
Enlace al Plan Nacional de Emergencias y Gestión de Riesgos en Patrimonio Cultural
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