La mayor parte de los yacimientos que se encuentran bajo el mar debe su origen a desastres de diferente índole tales como naufragios, guerras, cambios en el nivel del mar, terremotos...; otros, sin embargo, pueden asociarse a lugares rituales relacionados con las aguas o, inclusive, haber sido construidos a propósito bajo o sobre las aguas.
Aunque la mayor parte de éstos se encuentran sumergidos en aguas marinas, también existen restos de actividad humana en lagos, ríos, pozos, canales, embalses, diques o pantanos. También en tierra han sido hallados barcos y estructuras relacionadas con actividades náuticas, como embarcaderos, faros o arsenales.
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