El museo ARQVA se configura como máximo exponente en la conservación y protección del patrimonio subacuático in situ, reforzando el papel del museo como instrumento de sensibilización social hacia éste, y con los principios de identidad, valor cultural y fragilidad, de ahí la necesidad de conservarlo y preservarlo.
Una de las formas de ejemplificarlo, al igual que sucede con la fragata Nuestra Señora de la Mercedes, es el ancla de hierro forjado que encontramos al final del recorrido museografico.
Procedente de una de las dos fragatas naufragadas en la costa este de los actuales Estados Unidos de América entre los siglos XVIII y XIX.
Los dos pecios fueron expoliados por la empresa cazatesoros Sea Hunter. Tras un largo pleito, la Corte Federal de los Estados Unidos de América reconoció definitivamente los derechos legítimos del reino de España sobre ambos navíos de la Armada en el año 2000.