Pecio Cartagena I

El denominado pecio Cartagena I, también conocido como Pecio Romano en profundidad, se ubica entre los accesos al puerto de Cartagena, pasada la isla de Escombreras. El yacimiento se encuentra sobre un fondo fangoso, a bastante profundidad, por lo que la visibilidad alrededor del naufragio es reducida.

Fue descubierto en 2007 durante la primera campaña de Prospección arqueo-geofísica y documentación con ROV desarrollada en la bahía de Cartagena, en el marco del convenio de colaboración suscrito entre el Ministerio de Cultura de España, a través del Museo Nacional, y la Fundación Aurora Trust con base europea en Malta. Tras finalizar la prospección con sonar de barrido lateral (SBL) se analizaron los registros resultantes y se seleccionaron las anomalías de posible interés arqueológico para su comprobación con un pequeño ROV. Una de esas anomalías considerada de “alto interés”, semejante a una especie de agrupación de posibles rocas en forma ovalada, resultó ser un túmulo con al menos dos niveles de ánforas romanas de época republicana en relativo buen estado de conservación.

Dada la relevancia del hallazgo, en la campaña de 2008 se intensificaron los trabajos en este pecio. Para comenzar se utilizaron dos sonares SBL, de media y alta frecuencia, combinados con un perfilador de sedimentos. Ello permitió obtener imágenes de alta resolución de la superficie del pecio y varios cortes estratigráficos del mismo, lo que facilitó un mejor conocimiento del yacimiento. Además se empleó un ROV mejor equipado que permitió realizar una inspección visual con vídeo de todo el conjunto y una exhaustiva documentación fotográfica del túmulo desde diferentes perspectivas: imágenes ambientales, tomadas a 45º, de contexto y de identificación de materiales y fotografías cenitales que permitieron el montaje de un fotomosaico del pecio.

La revisión de los registros -de sonar y perfilador- permitió documentar un túmulo de ánforas de unas dimensiones aproximadas de 16 metros de largo y 7 metros de ancho, con una potencia de unos 3,5 metros (de los que más de metro y medio está sobre el lecho marino y unos dos metros bajo los sedimentos). El análisis de las imágenes obtenidas con el ROV hizo posible identificar el tipo de contenedores que transportaba (ánforas Lamboglia 2 y Dressel 1) y constatar el estado de conservación del yacimiento. Se trata de los restos de una nave comercial romana de época republicana con un cargamento principal de ánforas que transportaban vinos de la Apulia y la Campania. Estos productos se destinaban a abastecer a la población itálica instalada en Cartago Nova, cuya principal actividad era la explotación de las ricas minas de plata y plomo de la región.

La mayor parte de las ánforas se encuentran en muy buen estado de conservación, intactas o casi completas, en posición vertical o tumbada, bien en superficie o semienterradas y algunas superpuestas. Sin embargo, algunas imágenes de ánforas fragmentadas así como algunos registros de sonar documentan que el pecio estaba parcialmente dañado, posiblemente debido al garreo de una gran ancla cuyas marcas de arrastre están todavía presentes en los registros contiguos. Estas marcas son un claro ejemplo de la amenaza que pueden tener los fondeos en los yacimientos arqueológicos sumergidos.