Fragmento de cuenco de vidrio mosaico que representa uno de los objetos de lujo más demandados entre los siglos III a.C. y I d.C.
Su fabricación se realizó con la técnica del fundido sobre molde, en la que, a partir de un pequeño haz de varillas de vidrio de colores (en este caso amarillo, azul, verde, rojo y anaranjado), éstas se seccionaban en pequeños fragmentos a modo de las teselas de un mosaico, y posteriormente se unían mediante calor y se fundían sobre el molde, formandose así un motivo decorativo repetitivo.