Mango perteneciente a una cuchara o un tenedor de plata, con bordes rectos, extremo anterior redondeado, labio vuelto hacia el interior y perfiles marcados por una moldura perimetral, característica de uno de los modelos españoles que más éxito obtuvo durante el último cuarto del siglo XVIII.
En el reverso presenta una inscripción estampada, J.G que se puede interpretar como marca de propiedad, y quizá responda al capitán José Manuel de Goicoa, muerto en la batalla en que se perdieron las dos fragatas españolas. En el reverso tiene estampadas tres improntas. La única que se identifica es una marca con indicador cronológico: Castillo/76 (?); las otras dos están frustras. Hemos de pensar en este caso que una de ellas sería el contraste de villa madrileño (osa con madroñero dentro de escudo coronado) y la otra daría el nombre del artífice madrileño que realizó, al menos, esta pieza. Lamentablemente este sello resulta indescifrable.
A pesar del estado de deterioro que presentan las marcas, al menos una de ellas indica que se trata de una producción madrileña (castillo) y, quizá, fuera contrastada en 1776. Siendo pieza labrada en Madrid, en esta fecha –de hecho a partir de 1766–, esta marca de corte debería de ir acompañada de otra –la de villa– que podría ser la que flanquea la impronta del artífice. Dada la gran similitud que presentan este tipo de piezas durante e último cuarto del siglo XVIII, no es posible extraer características que individualicen el trabajo de alguno de los muchos plateros que, por entonces, coexistían en la capital de España.
Por otro lado también llama la atención la técnica de estampación empleada para indicar la propiedad del objeto. Si bien no es un caso único, lo más habitual era labrar las iniciales mediante un grabado más o menos profundo y elegante. El estampado suele coincidir en conjuntos formados por varias piezas, más que en juegos sencillos de cuchara, tenedor y –en algunos casos– cuchillo.
Esta pieza podría ser, por tanto, parte de una cubertería más extensa realizada en un taller madrileño en 1776. Solo una veintena de los objetos recuperados de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes documentan la alimentación a bordo. Los restos de cucharas, tenedores y botellas de vidrio son un testimonio de la vajilla de mesa usada por la oficialidad o los pasajeros.
Javier Alonso Benito