Concepción Polo Valladares, "nuestra" Conchi, la persona que durante los últimos 30 años ha desarrollado su labor minuciosa, eficaz y en ocasiones delicada desde las bambalinas, desde detrás de todo escenario, se acaba de jubilar, y por eso queremos rendirle el sentido y cálido homenaje que se merece a través de esta nota.
Al frente del equipo de limpieza, ha conocido como nadie los entresijos y rincones de este edificio, ha custodiado objetos cotidianos, que aún sin un valor patrimonial con el tiempo se convirtieron en retazos de la historia del museo, historia que ella ha ido atesorando y compartiendo a lo largo de su dilatada vida laboral en este espacio tan singular. Todos hemos acudido a ella en numerosas ocasiones en busca de su memoria, de su pericia y de su organizada y metódica manera de afrontar su trabajo.
A lo largo de su larga estancia en el museo, ha creado imborrables lazos de amistad y ha desarrollado tareas muy diversas y específicas, cuidando siempre desde el primero hasta el último detalle y siendo el nexo entre equipos y espacios, entre personas y tareas.
Su calidad humana, su afán de mejorar siempre el servicio que el museo presta al público, su respeto hacia todo y hacia todos, su siempre sincera y cabal opinión han hecho que trabajar con ella haya sido un privilegio del que hemos disfrutado todo este tiempo.
Pero ahora le toca abrirse a nuevos horizontes, a otros retos, a esas pequeñas cosas para las que a veces no se encuentra el momento o el tiempo... en fin, para seguir viviendo. Y a nosotrxs no nos queda más que agradecerle todo lo recibido, y expresar el profundo afecto que nos suscita su persona y que no se "jubilará", sino que seguiremos cultivando día a día, como siempre.