Instrucciones para ver el contenido de una vitrina (según la apreciación de un cronopio)

Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia los museos de arqueología o antropología están llenos de grandes paralelepípedos de cristal hueco, jaulas simétricas guardianas del conocimiento que por comodidad y cercanía suelen denominar simplemente vitrinas. Para que nuestro sentido de la vista pueda disfrutar de su contenido, lo primero que debemos hacer es acercarnos a ellas poco a poco pero con determinación, como quien entra en una joyería a adquirir un anillo de compromiso o se dirige a un quiosco a comprar un periódico en el que se sabe nombrado. Es importante señalar que debemos colocarnos de frente (situarse de espaldas dificultaría claramente nuestra misión) y a una distancia prudencial (pegar con la nariz en la vitrina empañaría el cristal, enojando además al personal del museo, y el uso de prismáticos, si bien no está prohibido, no es habitual en las instituciones museísticas). La postura del cuerpo es también muy importante. Debemos situarnos lo más erguidos que sea posible, y la tradición marca una pose claramente intelectual, cogiéndonos la barbilla formando una pinza entre el dedo índice y el pulgar de la mano derecha (o de la izquierda, si se es zurdo). En caso de poseer gafas, debe uno colocárselas sin dudar, aunque sean para ver de lejos y terminemos mirando por encima de ellas. Las vitrinas suelen contener tres elementos diferenciados: objetos, cartelas con información y soportes. Sólo se deben contemplar los dos primeros, manteniendo una mirada sesuda que denote concentración. Debe seguirse cierto orden (si puede ser de arriba a abajo y de izquierda a derecha, primero lo patrimonial, después su texto explicativo). Es muy importante mostrar mediante al gesto afirmación o negación con lo visto, aunque se haga en silencio y tan sólo para la propia conciencia de uno mismo. Duración media de la observación: 5 minutos. Si se termina antes, hay que procurar mantener la compostura hasta agotar el tiempo. Tras acabar, repetir el proceso avanzando al siguiente paralelepípedo. Allá al fondo nos esperará la muerte, pero no se preocupen, antes de eso nos quedarán muchas vitrinas por ver.