En el siglo XVIII surge en América un tipo de pintura específica para mostrar los diferentes grupos humanos surgidos de la mezcla de los tipos raciales que conformaban la población de aquel continente: blancos, indios y negros. Este proyecto se enmarca dentro del contexto internacional de la Ilustración: momento en el que se sistematizan, y divulgan ampliamente, diversas clasificaciones de todos los seres de la naturaleza (Linneo, Buffon,...).
Esta pintura de tipos raciales se presenta generalmente en series de dieciséis cuadros, y en cada uno de ellos se refleja de modo gráfico el resultado genético de las diversas mezclas raciales, y de modo escrito, las diferentes denominaciones taxonómicas que cada una recibían. Este es un fenómeno que aparece principalmente en el virreinato de Nueva España, pues prácticamente todas las series de pinturas conocidas hasta la actualidad- más de un centenar- proceden de allí, aunque hay una gran mayoría cuya serie está incompleta.
El Museo Nacional de Antropología cuenta con dos series completas: una peruana -única que se conoce que exista de esta procedencia geográfica- encargada por el virrey D. Manuel Amat y Juyent ( 1761-1776) de autor anónimo; y otra mejicana -considerada por los expertos muy representativa- traída a España por el Cardenal Lorenzana, arzobispo de México cuando fue nombrado cardenal de Toledo, cuyo autor es el pintor de la Puebla ( México), José Joaquín Magón.
En estas dos series, además de su indudable valor artístico, destaca su valor científico naturalista: pues lo que quiere mostrar en ellas no son propiamente las peculiares costumbres populares, sino principalmente los diversos cuerpos y genios heredados por los descendientes de las mezclas raciales, junto con un amplio conjunto de productos naturales que también aparecen clasificados y nominados, con no menor minuciosidad y sistemática que las personas.
Esta exposición es una ocasión excelente para ver las dos series expuestas conjuntamente, como estuvieron durante mucho tiempo expuestas en este Museo hasta finales de los años 30 del siglo pasado, enfatizando su carácter primitivo naturalista, y para mostrar asimismo la cuidadosa restauración a que han sido sometidas.