El azulejo en Portugal, por su riqueza en abundancia y artística, es un símbolo internacionalmente reconocido del país. En la primera mitad del siglo XX, un gran número de iglesias, palacios, edificios públicos y privados, fábricas, mercados o estaciones de tren, estaban adornados con paneles de iconografía variada, desde paisajes y monumentos de las imágenes de la vida campesina y preindustrial. Todo un país consagrado en esta única larga tradición de apoyo, que busca sus fuentes en la impresión fotográfica en sus diferentes medios de comunicación: imagen libros, revistas o tarjetas.
Estas fuentes iconográficas son el tema central de la exposición, que pone en paralelo los originales y las copias con el fin de mostrar tanto la versión moderna como la antigua forma de trabajo de los pintores de azulejos, poniendo el énfasis en el peso de la modernidad gráfica que marca todo el siglo XX.