Queremos que quienes venís al museo os sintáis a gusto en él, a vuestras anchas, que no percibáis que se trata de uno de esos espacios casi sagrados en los que parece que no puede uno ni respirar. Queremos que vivas el museo, que lo disfrutes, que puedas hablar con quienes te acompañen y hacer de tu tiempo de ocio en el MNA una experiencia interactiva, social, lúdica, no muy distinta en eso a otras a las que dedicas tu tiempo libre. Queremos que no tengas que estar reprimiendo todo el rato a los más pequeños y que recuerden su primera visita al museo como algo si no memorable al menos sí simpático y divertido.
La ventaja de ser un museo modesto es que no tenemos espacios monumentales de esos que imponen mucho y nuestras instalaciones están hechas con materiales “sufriditos”, lo que nos permite ofrecer un entorno estupendo para las visitas escolares y las actividades infantiles y familiares. Y afortunadamente casi todo los bienes que exponemos están guardados en vitrinas, con lo que los riesgos de que puedan sufrir algún daño por descuido son pequeños.
Además, las personas que te atendemos en las salas estamos especialmente preparados para atender tus necesidades y ayudarte siempre con amabilidad y respeto y para entender que cuando vienes al museo quieres vivirlo de forma relajada. Por eso, si alguna vez tenemos que llamar tu atención por algún motivo, rogamos tu comprensión y tu colaboración.
Por todo ello, pocas son las normas que te solicitamos que nos ayudes a cumplir y que te enumeramos a continuación. Por lo general, para que la visita al museo sea un momento feliz para todos, para ti y para quienes coincidan contigo aquí, basta con seguir las reglas normales de respeto y convivencia entre todos y aplicar el sentido común.
Nada más. No es muy difícil, ¿verdad? ¡Muchas gracias por tu complicidad!