Desde que somos pequeñxs, encontramos un camino marcado respecto a nuestros roles de género. Esos estereotipos siempre se han reflejado en los juguetes, determinando nuestra educación y socialización. Lo aceptado siempre como “convencional” ha sido que, por ejemplo, los niños jueguen con coches y las niñas lo hagan con muñecas. Las actitudes, el vestuario y otros símbolos de las muñecas transmiten cómo se espera que sean de mayores esas niñas. Las piezas de las colecciones de José Manuel Cortés y del museo reunidas en esta ocasión nos muestran diferentes modelos de mujer que las niñas aprenden jugando, unos más cercanos a los roles tradicionales femeninos, la mujer como madre o la mujer como ama de casa y trabajadora, y otros más próximos al estereotipo masculino, mujeres aventureras y valientes, como ocurre con las muñecas madelman, que tratan de romper con los tradicionales valores femeninos, pero fomentan otros estereotipos relacionados con la imagen ideal que según la sociedad moderna “debe” tener la mujer, como la delgadez o el pelo largo. Paradójicamente no tuvieron mucha aceptación entre los niños, quienes preferían al madelman “chico”. Por otro lado, las muñecas que representan a mujeres de otras culturas nos transmiten otros mensajes implícitos, como el de la sumisión de la mujer al hombre en el Japón tradicional, o la representación de roles tradicionales femeninos, como el acarreo de agua y leña o la venta de ciertos productos. En definitiva, un ejercicio de reflexión sobre los estereotipos clásicos y las identidades de género y la diversidad sexual que os proponemos como complemento a la visita a Aún lo pueden todo: 50 años de madelman.Salto de línea Entrada conjunta con la de la exposición permanente.